LA GRAN LIMPIEZA. Por Alfredo Herrera

 

Ilustración de Vicky Casellas

Ilustración de Vicky Casellas


 

La convocatoria había sido todo un éxito. Por fin estábamos todos juntos. Esta vez nadie dio ninguna negativa, nadie tenía “problemas de agenda” o cualquier otra pamplina de excusa.

Nosotros, los truenos, siempre habíamos estado quejándonos de la situación, pero nadie nos hacía ya caso. Decían que éramos unos negativos, que siempre estábamos buscando tres pies al gato o que teníamos manía al ser humano. ¿Cómo no le íbamos a tener manía si lo único que hacía era destrozar el planeta?

Con sus chimeneas que solo expulsaban gases malolientes; con sus residuos contaminantes que destrozaban todos los rincones; con sus talas indiscriminadas de bosques para construir más edificios o para convertir el terreno en plantaciones agrícolas; con sus cambios de los cursos de los ríos con presas y canales; con su continuo aumento de población que hacía peligrar los recursos naturales… En fin, en los últimos años no había una noticia buena.

Afortunadamente, esta vez habían sido el rayo quien dio la voz de alarma. Menos mal, porque siempre había ido por su cuenta, como si no le importaran nada nuestras quejas. Ahora estaba allí, en la tribuna de oradores con sus mejores galas. Como no se podía estar quieto, le habían colocado un micrófono en la solapa y así todos le oíamos sin problema.

“Zig, zag – se le oía decir entre dientes – a ver si empezamos ya, que tengo prisa…”   Siempre con sus prisas… Hoy llevaba una chaqueta de purpurina que le hacía brillar aún más que de costumbre.

– “¿Qué te apuestas a que dice eso de «por mi larga experiencia internacional» ? – le dije riendo a mi compañero de butaca -.

 -“Esa apuesta es muy fácil, es su frase preferida”- me contestó.

La gente ya se empezaba a alborotar, así que el presidente Tornado optó por rugir para que todo el mundo se callara.

“Vamos a empezar la asamblea. Todo el mundo en silencio, por favor. Toma la palabra el amigo Ray Ban – empezó el presidente -.

Todos nos echamos a reir inmediatamente y es que en lugar de su nombre había dicho el de la marca de las gafas que llevaba puestas…

– “¡¡¡¡ Silencio !!!! Quiero decir Ray Man… – corrigió el Tornado -.

– “Gracias señor Tornado – empezó nuestro amigo quitándose las famosas gafas de los ojos -. nos hemos convocado hoy aquí para decidir sobre la Manifestación en contra de los abusos del ser humano. Sabéis que muchas otras veces hemos intentado realizar algo parecido, pero con muy poco éxito. Hoy sin embargo, no hay vuelta atrás. No podemos quedarnos más tiempo quietos… Por mi larga experiencia internacional… (mi compañero y yo nos guiñamos el ojo) os puedo asegurar que la situación es casi insostenible.

– “Bien dicho – se oyó desde la grada superior donde estaban los más alborotadores – tenemos que acabar con esta lacra… con este virus… o ellos o nosotros”

– “Así que mi propuesta es clara y contundente – siguió el rayo moviéndose por todo el escenario – una gran demostración de nuestras fuerzas en todo el mundo. Primero, empezaremos con una niebla densa que apenas deje ver más allá de un par de metros. A continuación, daremos paso a unos fuertes vientos. Más tarde, las nubes empezarán a dejar caer agua. Yo sugiero que empiecen en las montañas, para hacer crecer los ríos, y después acercarse a las ciudades. También pueden ir acompañadas del granizo para hacer más ruido”.

Esta era la parte que a las nubes les gustaba más. La lluvia ponía a los humanos muy nerviosos. A las nubes les hacía mucha gracia ver a la gente correr intentando no mojarse, en vano, porque al final todos terminaban empapaditos, aunque llevasen algo para taparse… era imposible. Cuando menos se lo esperaban, las  nubes cambiaban la dirección de la lluvia y no había manera de evitar el chaparrón. Además, muchas veces contaban con la ayuda de los propios humanos que, torpes como eran, se mojaban unos a otros con el agua acumulada en los charcos.

– “Después vendrán los truenos y nosotros los rayos… ” – y cuando parecía que iba a terminar, añadió elevando, todavía más la voz – “Y para que el éxito sea mayor, he conseguido el apoyo de un nuevo aliado”.

En este momento, todos levantamos la cabeza con sorpresa. ¿Un aliado? ¿Quién está también interesado en nuestra protesta?. Consciente de que todo el mundo estaba pendiente de él, dejó un rato de silencio y se dedicó a pasear su figura por todo el escenario.

– “¿Quién estará con nosotros?” – se preguntó a si mismo… – Y el rayo añadió “he conseguido el apoyo de nuestras amigas las olas !!!!”.

Increíble. Esta si que era una sorpresa por todo lo alto. Nunca antes habíamos logrado que se unieran a nuestra causa. Según nos comentaron después, estaban hartas de los continuos atropellos de las costas por parte de los humanos. Así que, cuando Rayo les comentó nuestra convocatoria, se apuntaron para expresar su rabia contenida durante mucho tiempo.

– “Bravo – gritaron desde detrás nuestro – así tendremos mucho más éxito.”

Dicho y hecho, todos nos pusimos manos a la obra y dedicamos nuestro mayores esfuerzos para devolver a la naturaleza lo que el hombre nos había quitado.  La jornada de limpieza duró varios días que, al coincidir con la luna llena, tuvo unos resultados mucho más intensos. Limpiamos el aire de la atmósfera, recuperamos la pureza de las aguas y añadimos un poco de zona verde al planeta. Lo que más tiempo nos llevó fue acabar con los residuos de todos los materiales no reciclables. ¡Hay que ver cómo le gusta al ser humano fabricar cacharros que, luego de ser usados, no se destruyen.  Como, por ejemplo, el fastidioso, plástico. Es una plaga que está por todas partes y no hay manera de acabar con él!.

Seguramente, tendremos que repetir la experiencia porque aún quedaban zonas contaminadas. Así que volveremos a juntarnos para seguir con la tarea de recuperar la Tierra.

PD: Los hombres llaman a esta limpieza con el nombre de “cambio climático”. Menuda gracia, si nosotros no hemos cambiado nada.  Al contrario, los que han alterado el planeta son los humanos. Por eso, nosotros lo llamamos “limpieza climática”.