Algunos profesores cuando descubren la metodología del coaching se dan cuenta de que en gran parte ya estaban aplicando sus conceptos básicos de forma intuitiva, otros toman conciencia de los errores y aciertos que estaban cometiendo y transforman sus tareas docentes y muchos, ante el esfuerzo que conlleva emprender el cambio necesario, prefieren mantenerse en la situación de confort en la que se encuentran. En el peor de los casos, el coaching puede llegar a los profesores de la mano de un equipo directivo que pretende usarlo de forma manipuladora para obtener el máximo rendimiento de su organización educativa. Actualmente, la política empresarial se asienta en una gran hipocresía que hace que muchos directivos de centros obligen a sus profesores a adoptar esta herramienta de mejora aunque luego ellos no tengan ninguna intención de predicar con el ejemplo. Hay que tener en cuenta que todas las herramientas pueden utilizarse de una manera constructiva o destructiva y el coaching es una más. Por otra parte el coaching educativo, al igual que muchos otros temas que se ponen de moda, se ha convertido en algunos casos en puro marketing, en palabras que se emplean como estrategias de venta y que esconden un total desconocimiento al respecto.
Según Whitmore (2003) las cualidades del coach, que se podrían aplicar también al profesor, son la paciencia, la imparcialidad, dar apoyo, mostrar interés, saber escuchar, ser receptivo, consciente del entorno y de sí mismo, atento, con buena memoria, técnicamente diestro, conocedor de su tarea, experto, con credibilidad, con autoridad y no se cree imprescindible.
Si un profesor quiere ser coach ha de empezar por conocer las herramientas y aplicárselas a él mismo, es decir, emprender el proceso de lo que se denomina autocoaching antes de ponerlo en práctica con los demás. Las destrezas más importantes que el docente-coach debe aprender a dominar son las siguientes:
– Estructurar y desarrollar las capacidades necesarias para llevar a cabo la conversación del coaching.
– Aprender a hacer preguntas exploratorias.
– Escuchar de forma activa empleando el rapport, es decir, experimentando la sensación que tienen dos personas de estar en sintonía pisicológica y emocional, prestándose atención mutua, ofreciéndose positividad y coordinación.
– Desarrollar las etapas del aprendizaje.
– Implementar las competencias de un lider emocionalmente inteligente.
 
BIBLIOGRAFÍA
– Whitmore, J., 2003, Coaching, el método para mejorar el rendimiento de las personas, Barcelona, Paidós, http://es.scribd.com/doc/104644342/Whitmore-John-Coaching-PDF, consultado en Diciembre de 2013.